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La ansiedad de los padres: cómo impacta en los niños y qué hacer al respecto

  • Foto del escritor: Gloria Andrea Délano
    Gloria Andrea Délano
  • 18 mar
  • 3 Min. de lectura
Señor sufriendo de ansiedad por presiones
La prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%. 

Ser padre en el mundo de hoy no es fácil. Entre las exigencias del trabajo, la crianza y la sobrecarga de información sobre “cómo hacerlo bien”, es común sentir que nunca es suficiente. A esto se suma un fenómeno que cada vez más expertos están señalando: la ansiedad parental y su impacto en los niños.


Si alguna vez has sentido que tu estrés se refleja en el comportamiento de tus hijos, no estás solo. La ciencia lo confirma: los niños perciben y absorben la ansiedad de los adultos a su alrededor. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), los niños que crecen en entornos donde el estrés es constante tienen mayor probabilidad de desarrollar ansiedad y dificultades para regular sus emociones. (Fuente).


Pero ¿qué está generando este aumento en la ansiedad tanto en padres como en hijos?


Una crianza en tiempos de incertidumbre


En las últimas décadas, la crianza ha cambiado radicalmente. Antes, las comunidades tenían más redes de apoyo: abuelos, vecinos, amigos cercanos. Hoy, la crianza puede sentirse solitaria.


Además, la tecnología ha traído grandes beneficios, pero también ha generado una comparación constante en redes sociales sobre qué es ser “un buen padre o madre”.


Sumemos a esto la presión económica, el ritmo de vida acelerado y la constante preocupación por el futuro. No es extraño que muchos padres se sientan desbordados.


El problema es que la ansiedad no se queda en nosotros. Nuestros hijos, aun sin entender lo que sucede, la sienten. Un estudio de Child Mind Institute indica que los niños que crecen en hogares donde hay altos niveles de estrés tienen más dificultad para manejar sus propias emociones y enfrentar desafíos.


¿Cómo romper este ciclo?


Lo primero que hay que saber es que sentir ansiedad no nos hace malos padres. De hecho, es una respuesta natural del cerebro ante la incertidumbre. Pero podemos aprender a manejarla para evitar que se convierta en un patrón que afecte a nuestros hijos.

Aquí algunas estrategias que pueden ayudarte:


1. Observa cómo reaccionas al estrés

Los niños no solo escuchan lo que decimos, sino que aprenden de lo que hacemos. Si tu primera reacción ante un problema es la preocupación o el miedo, es probable que ellos lo internalicen. Tómate un momento para notar cómo respondes ante situaciones estresantes y pregúntate: ¿Qué estoy modelando para mis hijos?


2. Cuida cómo hablas del futuro

Frases como “esto está cada vez peor” o “no sé cómo vamos a salir adelante” pueden sembrar miedo en los niños. En su lugar, intenta enmarcar los desafíos con un enfoque más esperanzador, por ejemplo: “No sabemos qué pasará, pero podemos encontrar maneras de enfrentarlo juntos”.


3. Introduce momentos de calma en tu día

No necesitas horas de meditación, pero sí espacios pequeños para respirar y regularte. Puede ser cinco minutos en la mañana para hacer respiraciones profundas, una caminata sin el celular o escribir tus pensamientos. Estas prácticas no solo te benefician a ti, sino que enseñan a tus hijos que el autocuidado es una prioridad.


4. Evita la sobreprotección

Es natural querer evitarles sufrimiento a nuestros hijos, pero cuando los protegemos en exceso, les impedimos desarrollar habilidades de resiliencia. En lugar de resolver todo por ellos, ayúdales a encontrar soluciones por sí mismos.


5. Busca apoyo

No tienes que hacerlo solo. Hablar con otros padres, buscar ayuda profesional si sientes que la ansiedad te desborda o simplemente compartir tus preocupaciones con alguien de confianza puede hacer una gran diferencia.


Conclusión


Criar hijos en tiempos inciertos no es fácil, pero tampoco estamos indefensos. Al cuidar nuestra propia salud emocional, les damos a nuestros hijos las herramientas para enfrentar el mundo con confianza. No se trata de ser perfectos, sino de ser conscientes de cómo nuestro estado emocional influye en ellos y hacer pequeños cambios que marquen la diferencia.



Y tú, ¿cómo manejas el estrés en tu día a día? Déjanos tus comentarios y sigamos esta conversación.

 
 
 

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